martes, 10 de diciembre de 2024

Broken: Capítulo 10

 


6 años antes

Desde que recibieron el diagnóstico de Seung Jae, la vida de la familia Jung dio un giro de 180 grados. 

Por más que intentaron evitarlo, Seung Jae comenzó a faltar a la escuela. Tenía días en los que debía hacerse estudios de laboratorio, días de quimioterapia y días para descansar después de la quimioterapia. 

Seung Jae tenía el entendimiento suficiente de su enfermedad para un niño de nueve años. YunHo y Jae Joong trataban todo el tiempo de suavizar las malas noticias y de explicarle cada parte de su tratamiento. 

Aun así él sabía que era probable que no le quedaran muchos años de vida. 


Había pasado casi un año desde que empezó con sus quimioterapias y tenía dos meses desde que entró en remisión. Su cabello se había caído como efecto secundario del medicamento y apenas estaba comenzando a crecer de nuevo. Poco a poco había regresado a la escuela y en otras ocasiones tomaba clases desde su casa con un tutor privado. Jae Joong era quien se encargaba de cuidarlo la mayor parte del tiempo. Si bien ambos padres habían disminuido su ritmo de trabajo para enfocarse en su hijo, acordaron que YunHo debía ser quien mantuviera su trabajo, su ingreso era mayor y en esos momentos lo que menos les podía faltar era el dinero para cualquier cosa que pudiera necesitar Seung Jae. 


-Lo siento mucho – empezó a decir el hematólogo Kang – Seung Jae ha desarrollado resistencia a esta quimioterapia – 

-¿Qué otras opciones tenemos? – preguntó YunHo mientras apretaba la mano de Jae Joong. 

Se encontraban solo ellos dos en en consultorio del hematólogo para discutir sobre el tratamiento de Seung Jae. Su hijo había ingresado dos días antes por fatiga y una hemorragia que por suerte pudo ser controlada en el área de urgencias. 

Jae Joong sabía la respuesta, solo necesitaba que el otro médico le confirmara su peor presentimiento. De entre todos los tratamientos disponibles, Seung Jae había recibido una de las últimas líneas de tratamiento. Desgraciadamente después del análisis molecular de su tipo de leucemia descubrieron que las líneas mas convencionales no serían efectivas con él. 

Y el escucharlo decir que el esquema actual no funcionaba más solo significaba una cosa: No había más opciones. 

Era el final. 

-Podemos hacer que esté lo más cómodo posible – dijo el doctor Kang. 

-No – dijo YunHo - ¿Qué otras opciones de tratamiento tenemos? – 

-YunHo-ah – lo llamó Jae Joong. 

-Tiene que haber más tratamientos – insistió YunHo. Fijo su mirada en el hematólogo, quien lo observó primero a él y después a Jae Joong, su rostro reflejando la derrota. YunHo volteó a ver a su esposo, esperando que él pudiera darle la respuesta que quería, porque Jae Joong sabía de esos temás más que él. 

Solo pudo negar con la cabeza sin decir nada. Los ojos de YunHo reflejaban nada más que dolor y aquella visión rompió su corazón. 

-Sus riñones están empezando a fallar y pronto eso lo llevará a falla multiorgánica, mi mejor recomendación es garantizar su comodidad y minimizar el dolor – explicó Kang. La familia Jung escuchó el resto de las indicaciones y recomendaciones y cuando salieron del consultorio se quedaron abrazados en silencio. 

No podía creer lo que acababa de escuchar, no quería creerlo. No entendía que habían hecho mal, como es que las cosas se habían tornado de esa manera en sus vidas. Hace un año creía que tenía una vida perfecta, no deseaba pedirle más al universo. Se casó con el amor de su vida, tenía el trabajo de su sueños y era papá del niño más encantador del mundo. Se sentía muy injusto pensar en perderlo, no habían estado el tiempo suficiente juntos. 

Aunque a decir verdad, ni cien años serían tiempo suficiente para compartirlos con su familia. 

-No quiero dejar de ser papá Yunhie – susurró Jae Joong, algunas lágrimas comenzaban a bajar por su rostro. Su esposo apretó el abrazo y pudo sentir como él también lloraba en silencio.

-Nunca dejaremos de ser sus papás, nunca amor – 

Se tomaron un tiempo para tranquilizarse y limpiarse las lágrimas. Tenían que regresar al hospital para relevar a Soo Young quien se encontraba cuidando a Seung Jae. 


Seung Jae se veía cada día más débil y Jae Joong sabía que el final estaba cerca. Desde afuera del cuarto vio como su hermana mayor se despedía de su sobrino con un beso en la frente y un abrazo, el niño le sonrió y dijo algo que Jae Joong no alcanzó a leer en sus labios y Soo Young le devolvió la sonrisa con los ojos llorosos. 

-¿Qué noticias tenemos? – preguntó Soo Young cuando salió de la habitación y cerró la puerta, notando la seriedad en los rostros de su hermano y su cuñado. Jae Joong solo negó con la cabeza y sintió sus ojos humedecerse de nuevo. YunHo acarició su espalda suavemente y trató de mantener la compostura, no querían preocupar a Seung Jae, sabían que los observababa desde su cama. 

-Oh Jae Joongie – susurró al tiempo que lo abrazaba. Jae Joong se aferró con fuerza a su hermana y escondió el rostro en su cuello, mojando su blusa un poco con las lágrimas que le fue imposible contener. YunHo se acercó a besar su cabeza y le dio un breve abrazo a los dos antes de entrar al cuarto con Seung Jae. 

-No sé cuando sucederá, el hematólogo nos dijo que ya no había mucho por hacer, tan solo mantenerlo lo más cómodo posible – dijo entre lágrimas

-Oh bebé, lo siento tanto – apretó el abrazo y lo dejó llorar unos minutos más. Jae Joong le dio un beso en la mejilla y se despidió de Soo Young cuando se sintió listo y fue al baño a lavarse la cara antes de ir con su hijo. 

Cuando estuvo de regreso en el cuarto respiró hondo antes de abrir la puerta y encontró a Seung Jae acostado con su cabeza apoyada en el pecho de YunHo, viendo un video en el teléfono de su padre mientras este le acariciaba la cabeza. Sonrió ante aquella imagen y cerró la puerta tras de si para ir a acostarse del otro lado de la cama, quedando Seung Jae en medio de ellos dos. 

-No cabemos los tres – dijo Seung Jae cuando Jae Joong se hizo espacio en la cama, haciendo que YunHo se moviera más hacia la orilla. 

-Claro que si, papá YunHo es delgado – sacó su lengua y guiñó un ojo, haciendo reir al niño. YunHo hizo un gesto como si estuviera quejándose y extendió su brazo para aferrarse a Jae Joong y no caer de la cama. 

-¡Appa! – exclamó el niño al verse envuelto en el abrazo improvisado de sus padres. 

-Dile a tu papá Jae que no me empuje, yo llegué primero – dijo sonriendo YunHo. 

Jugaron un rato de esa manera hasta que Seung Jae empezó a bostezar más seguido y Jae Joong lo arrulló hasta dormir. Los ojos de ambos se cerraron al poco tiempo también y durmieron por unas horas hasta que YunHo se levantó para acomodarse mejor en el sillón. 

-¿No puedes dormir? – le preguntó Jae Joong en voz baja para asegurarse de no despertar a Seung Jae, quien dormía tranquilamente en sus brazos. 

-Me dolió la espalda, acomódate tú mejor, nos turnamos en la mañana – respondió observando con ternura a su familia. Jae Joong sintió su corazón pesado ante tal mirada, pensando que tal vez nunca volvería a verla en los ojos de YunHo. 

Seung Jae se encontraba estable en ese momento, tuvo energía durante el día y no se quejó de dolor, pero el oncólogo sabía que esos momentos serían cada vez más escasos. A partir de ese día solo recibiría tratamiento paliativo, por lo que su condición se iba a comenzar a deteriorar aun más rápido. 

-¿Qué piensas? – escuchó preguntar a YunHo, trayéndolo de vuelta a la realidad. 

-Estos momentos de lucidez serán cada vez más cortos y espaciados – miró al techo en un intento de evitar que se le escapara una lágrima. 

-Entonces los aprovecharemos al máximo – dijo YunHo tomándolo de la mano y acariciando el dorso con su pulgar. 

-No estoy listo YunHo – susurró Jae Joong con miedo. 

-Yo tampoco – 


Decidieron que lo mejor sería llevarlo a casa para que estuviera más cómodo en su cuarto y con sus cosas. Cada día que pasaba era un regalo para ellos y lo disfrutaban como la familia feliz que siempre fueron, sin embargo, Seung Jae pasaba cada vez más tiempo en cama y durmiendo. El momento de despedirse llegaría pronto y a pesar de estar preparado mentalmente desde hace tiempo, Jae Joong sabía que el dolor sería aun más intenso cuando por fin sucediera. 

-Appa – habló Seung Jae desde su cama cuando Jae Joong terminó de arroparlo para que durmiera. 

-Dime amor – 

-¿Qué pasa cuando morimos? – aquella pregunta lo tomó por sorpresa. Jae Joong hizo una breve pausa para ordenar sus pensamientos y se sentó a su lado.

-Al morir nuestro cuerpo deja de funcionar – respiró profundo – Ya no sentimos hambre, cansancio, ni dolor – 

-¿Cómo lo sabes? – 

-No lo sé – respondió con honestidad. Seung Jae asintió y se quedó pensando un momento. 

-¿Me va a doler? – 

-Me aseguraré de que no te duela – dijo tratando de sonar fuerte y seguro, aunque sus ojos rojos lo delataban. 

-¿Será como ir a dormir? – Seung Jae se veía completamente tranquilo al preguntar aquello y Jae Joong solo asintió, acarició su cabello y le dio un beso en la frente. 

Se quedaron en silencio unos minutos, Jae Joong presentía que Seung Jae aún tenía más preguntas y le dio su tiempo para que pensara. Ya habían hablado con él antes sobre la gravedad de su enfermedad y él niño lo entendía, sabía que era por su bien el tener que recibir quimioterapia, estar internado por periodos prolongados y tomar medicamentos que no le gustaban, pero hasta ese momento nunca habían hablado sobre la muerte. 

A su edad, Seung Jae ya tenía un breve entendimiento sobre la muerte, sabía que era un proceso natural, que era parte de la vida y que uno no puede regresar una vez que llega el momento, pero Jae Joong quería saber hasta donde llegaba su mente con respecto al tema, quería aclarar cualquier duda que tuviera, incluso si se llegaba a lastimar a si mismo al pensar en dejar ir a su hijo, y sobre todo, quería decirle a Seung Jae que sin importar lo que sucediera, él y YunHo siempre lo iban a amar y siempre serían sus papás. 

Un rato después se escucharon unos suaves golpes en la puerta y pronto YunHo se asomó a la habitación, sonriendo al verlos sentados juntos en la cama rodeados de peluches.

-¿Pueden dormir conmigo hoy? – preguntó Seung Jae cuando YunHo se unió con ellos en la cama. 

-Por supuesto – le dio un beso en la frente y se levantó de nuevo – entonces iré a cambiarme – 

Jae Joong se levantó también y siguió a YunHo a su habitación, abrazándolo por la espalda cuando el mayor estaba buscando su pijama. YunHo volteó y correspondió el abrazo, sosteniendo a su esposo contra su pecho por varios minutos. 

-Me preguntó como sería morir – susurró Jae Joong. El neurocirujano se quedó sin palabras. 

-¿Crees… - la pregunta era obvia, Jae Joong sabía lo que quería decir su esposo antes de poder expresarlo, creía que se estaba despidiendo.

-Si – 

YunHo respiró hondo y se separó un poco para besarlo. 

-Entonces vamos a dormir con él – 

Jae Joong asintió y besó sus labios antes de separarse. 


Seung Jae dejó de respirar esa noche mientras dormía en los brazos de sus padres. Y con él se fueron los corazones de YunHo y Jae Joong. 


Ese día todo transcurrió tan lento y rápido al mismo tiempo. El cielo estaba nublado y hacía frío, como cualquier día de Diciembre, pero Jae Joong lo tomó como una señal, como si el mundo también lamentara lo que acababan de perder y no hubiera razón alguna para que el sol saliera. 

Sus familias se encargaron de los preparativos del funeral y YunHo se encargó de que él y Jae Joong estuvieran listos. Realmente agradecía que sus familiares se hicieran cargo porque no tenía cabeza para pensar. Sentía su cara hinchada de tanto llorar, no tenía fuerzas para levantarse de la cama y le dolía hasta respirar. Lo peor era voltear con YunHo y verlo igual de mal que él, usando todas sus fuerzas para mantenerse de pie y sostenerlo. 

-Vamos Jae Joongie – susurró YunHo con voz ronca mientras lo ayudaba a levantarse de la cama donde llevaba sentado mirando al suelo una hora. 

-No puedo hacerlo – dijo escondiendo el rostro en sus manos en un intento de hacerse bolita y desaparecer del mundo – No puedo ver a nuestro Seung Jae en un ataúd, no puedo ver su foto en la sala – las lágrimas corrían de nuevo por su rostro y YunHo también empezó a llorar. Se agachó a su nivel y tomó sus manos, Jae Joong inmediatamente envolvió sus brazos en el cuello de YunHo y lloró en su hombro. 

Y le agradeció por quedarse más tiempo abrazándolo antes de salir a enfrentar la realidad.  


YunHo recibió a todas las personas que llegaron a la sala funeraria para expresar sus condolencias, algunas pasaban directo con los padres de ambos y se quedaban hablando un momento, otros iban hacia la sala principal donde Jae Joong se encontraba sentado en el suelo frente al retrato de Seung Jae. No podía decir nada más que un suave gracias cada vez que alguien llegaba para saludarlo y darle un abrazo o una palmada en el hombro, no porque fuera malagradecido, simplemente su mente era incapaz de pensar en algo más. 

Sentía como era cada vez más difícil respirar, por la presión en su pecho y por las inmensas ganas de llorar. Presentía que nunca podría ponerle fin a aquello. YunHo se acercaba a él cada cierto tiempo para llevarle agua y ofrecerle algo de comer y no podía evitar sentirse algo culpable por solamente estar ahí sin hacer nada, sin ayudar a su familia a atender a quienes los acompañaban y sin estar junto a YunHo, pero cada vez que intentaba levantarse su cuerpo pesaba más de lo normal y sus piernas fallaban en responderle. 

-Vamos a comer algo – le dijo YunHo cuando se agachó frente a él. Sus ojos también estaban hinchados. No sabía de donde sacaba fuerzas para estar de pie. Jae Joong asintió levemente y tomó su mano para ayudarlo a levantarse y fueron a una de las mesas libres. Su madre les llevó un plato de comida y agua y se forzó a comer a pesar de que no tenía hambre. 

-No puedo estar aquí – dijo Jae Joong en voz baja – Esto es demasiado para mi – 

YunHo se acercó más hacia él y pasó un brazo por encima de sus hombros para que se apoyara en él. 

-Solo un poco más, aguantemos solo un poco más – 

-¿Cómo puedes estar de pie?, ¿Cómo puedes hablar con todos? – preguntó algo sorprendido. 

-También es muy difícil para mi, pero no quiero que te molesten cuando no quieres hablar, así que solo lo soporto un poco – 

-Yun… - se incorporó de nuevo y lo miró a los ojos. Aún a pesar de estar pasando por el peor acontecimiento de sus vidas YunHo seguía poniendo su bienestar por encima del de él, aún cuando él también estaba sufriendo y podría dejarle esa tarea a alguien más de su familia, decidía procurar su bienestar. 

-Solo un poco más y nos vamos, ya hablé con mis padres, no te preocupes – le dio un pequeño beso en los labios y siguió comiendo. 

Algunas horas después las únicas personas que quedaban eran solo los padres de YunHo y Jae Joong y sus hermanas. Hyuk Su se acercó a Jae Joong cuando estaba recogiendo algunas cosas y le dio unas palmadas en la espalda para llamar su atención. 

-Jae Joongie ve a casa, nosotros nos encargaremos de limpiar todo – 

-¿Seguro? – preguntó con un poco de culpa. 

-Seguro, anda ve con YunHo y descansen, tu madre les llevará comida mañana – Jae Joong abrazó con fuerza a su padre y le agradeció por todo antes de ir con su esposo, quien ya lo esperaba en la entrada con la mano extendida. 

El camino de regreso a su casa fue silencioso. Ya había oscurecido cuando salieron de la funeraria y Jae Joong se la pasó viendo por la ventana sin ponerle mucha atención a la iluminada ciudad de Seúl. Hace unas horas su deseo era salir de la sala funeraria pero ahora que iba camino a su casa lo único que deseaba era no llegar, no sabía como enfrentar su casa vacía. 

Jae Joong abrió la puerta de su hogar y entró primero, acababa de quitarse los zapatos cuando escuchó la puerta tras de si cerrarse y al voltear vio a YunHo dejarse caer al suelo en el recibidor, deslizándose por la puerta y cubriendo su rostro con las manos. 

-¿YunHo? – 

Un sollozo fue lo único que obtuvo como respuesta. 

YunHo difícilmente lloraba en público y al estar por fin solos pudo soltar todo lo que había estado guardando. Jae Joong se acercó y lo abrazó sin poder evitar llorar también y por primera vez en todo el día solo se dedicaron a consolarse.


Jae Joong decidió volver a trabajar tres semanas después del funeral de Seung Jae. Su esposo tenía una semana trabajando de nuevo en el hospital y a pesar de que era difícil y cada noche lloraban antes de dormir, podía notar que se encontraba de un mejor humor, incluso él mismo le confesó que le ayudaba a distraer su mente y hacía el dolor más llevadero. 

No esperaba que la tristeza desapareciera tan pronto, de hecho no creía poder dejar de estar triste algún día, pero quería sentirse un poco mejor, quería poder recuperar un poco de su anterior vida y quería seguir adelante, por él y por YunHo, porque su familia nunca volvería a ser la misma, siempre estaría incompleta y rota, pero quería cuidar lo que quedaba de ella, quería seguir avanzando con YunHo hacia donde la vida los llevara a partir de ahora. 

Así que aún y cuando no se sentía del todo listo para volver a su trabajo, decidió hacerlo. 

-Doctor Kim, que gusto tenerlo de vuelta – dijo Yoochun al entrar a su consultorio. El mencionado sonrió levemente al escuchar a su mejor amigo. Se encontraba sentado detrás de su escritorio terminando de escribir las notas de los pacientes que vio ese día mientras tomaba una taza de café.

-Es bueno estar de regreso – 

-¿YunHo también volvió cierto? – 

-Si, una semana antes que yo – hizo una pausa para tomar un poco de café y suspiró – Siendo honestos yo no tenía muchas ganas de volver aún, pero YunHo se ve mejor y pensé que sería una buena idea volver a mis actividades – 

-Claro que lo es – rodeó el escritorio y se acercó a su amigo para abrazarlo rápidamente. – Ocupar tu mente en otras cosas te ayudará, Seung Jae no querría verte deprimido tanto tiempo – 

“No estés triste mucho tiempo appa, estaré bien” 

Las últimas palabras de Seung Jae resonaba en su mente todo el tiempo. ¿Cuánto era “mucho tiempo” cuando se trataba de la pérdida más dolorosa de su vida?

Hasta ese momento su regreso al hospital había sido bueno, todo el personal que trabajaba con él lo recibió con mucha calidez y amor y lo apoyaban en todo lo que necesitaba. Incluso algunos de sus pacientes le hicieron llegar sus condolencias y le mandaron algunos regalos cuando se enteraron de su regreso a la consulta.

Jae Joong agradecía todo el amor que estaba recibiendo pero en el fondo no podía evitar pensar que era un error volver. Buscaba darlo todo por sus pacientes como hacía desde el primer día y siempre los recibía con una sonrisa cálida, pero algo seguía sintiéndose mal y no sabía exactamente que era.  

Cada vez que regresaba a casa con YunHo se tomaban un tiempo por la tarde para tomar un café y leer sobre sus respectivas especialidades, platicar sobre su día de trabajo y discutir sus casos difíciles. YunHo seguía emocionándose como siempre, seguía hablando con mucha pasión sobre sus cirugías y Jae Joong no entendía como su esposo podía hacerlo, le frustraba sentir que estaba en el fondo de un pozo muy profundo y que solo él no podía avanzar hacia la salida. 

-Tal vez es cuestión de tiempo – pensó Jae Joong en voz alta en una de esas tardes en el jardín de su casa tomando un té, cada quien sentado con su laptop leyendo en silencio. 

-¿Qué cosa? – preguntó YunHo. 

-Ah, yo…  – dudó un momento pero su esposo lo tomó de la mano y lo observó con paciencia. – Ha sido un poco complicado volver a trabajar, me preguntaba como tú estabas tan bien pero yo bajé mucho el ritmo los últimos meses y tú lo mantuviste más tiempo, supongo que no fue una transición muy pesada para ti – 

YunHo asintió y se quedó pensando unos segundos.

-Poco a poco lo recuperarás Jae, si es agotador volver a ver tanta gente – se acercó a darle un suave beso en los labios. - ¿Te has sentido bien? – 

Sabía a que se refería con esa pregunta, quería saber si se sentía bien en oncología. Si era completamente honesto esa era una de las razones que más lo hacían dudar sobre volver a trabajar, su hijo falleció de cáncer y él era oncólogo. Pero ver a sus pacientes evolucionar de forma favorable en las últimas semanas le daba un poco de esperanza sobre el futuro. 

-Hasta ahora si, eso creo – 

-Okay, okay – dijo YunHo un poco más tranquilo. Se levantó de su silla y extendió su mano para que Jae Joong también se pusiera de pie y entraran de nuevo a su casa para comenzar a preparar la cena. 


Dos meses después, cuando uno de sus pacientes más jóvenes y que más tiempo tenía bajo tratamiento falleció, Jae Joong tuvo su primer ataque de pánico. Corrió a encerrarse en su consultorio después de informar a la familia y ofrecer sus condolencias y trató de hacer el menor ruido posible mientras lloraba en el suelo.  

No podía volver a trabajar si cada pérdida le iba a hacer revivir la noche en que su hijo murió en sus brazos. 


Notas finales: 

Lo siento.

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3 comentarios :

  1. Si llore, porque entiendo a JJ, tuve a un par de personas, que ya eran mayores, y a los que tuve que ver poco a poco se iban deteriorando hasta que un día no despertaron y se siente horrible, sobre todo me pesa que si ellos eran mayores y yo lo sentí, con un niño debe ser peor ಥ⁠‿⁠ಥ

    Y también siento que JJ piensa que solo el está hundiéndose cuando cada uno vive su duelo de diferente forma :c

    Gracias por la actu, la leí con tu ost de fondo 🥺

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    1. Justo eso es lo que he querido reflejar al contar parte de su pasado para poder entender los capítulos de la actualidad. Jae Joong y YunHo vivieron su duelo a su manera y al final no se supieron ayudar de la forma en que necesitaban :(

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  2. Gracias por el tiempo que le dedicas a esta maravillosa historia, no había comentado en los anteriores cap pero créeme que me han gustado mucho. Y con este realmente me hiciste llorar más al recordar una perdida de un ser querido este año y si como mencionas cada quien lleva su duelo de forma diferente

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