1: Sang Hye
Los pensamientos de Sang Hye cambian con respecto a la relación de YunHo y Jae Joong.
El día que YunHo le confesó a sus padres su orientación sexual, Sang Hye sintió que su mundo se vino abajo.
Su esposo, Yang Hyun, había tomado las cosas con más calma que ella. Bastó con preguntarle esa noche, después de una silenciosa cena, “¿sigues siendo el hombre a quien eduqué?” para que el resto dejara de importar tanto.
Mantuvo un poco de esperanza cuando YunHo le explicó que le gustaban tanto mujeres como hombres, pero esa esperanza fue desapareciendo poco a poco cuando les presentó a Jae Joong como su novio y, algunos años después, se comprometieron.
Ahora, Sang Hye veía desde la ventana de su casa cómo un auto se estacionaba en la calle y de él bajaban YunHo y Jae Joong, en una de sus primeras visitas a Gwang-ju desde que regresaron de su luna de miel.
Suspiró y puso su mejor sonrisa antes de abrir la puerta para recibir a su hijo.
El sonido del cuchillo contra la tabla predominaba en la cocina. Jae Joong se había ofrecido a ayudar con la cena y no encontró una razón válida para rechazarlo, así que le dio algunas tareas para mantenerlo ocupado. No odiaba a Jae Joong, pero aún le resultaba difícil ver a su hijo con otro hombre, aun cuando YunHo se veía feliz.
Sang Hye lo observó de reojo mientras cortaba los vegetales, notando cómo movía el cuchillo con la rapidez y precisión de alguien que lleva años cocinando, y no pudo evitar sorprenderse.
—¿Está bien si agrego un poco más de ajo? — preguntó Jae Joong, acercándose a la estufa y probando la sopa con una cuchara.
—¿Ajo?
—Si… YunHo siempre menciona cómo le gustaba el sabor del ajo mezclándose con la sopa cuando la hacía para él cuando era pequeño — respondió con naturalidad al tiempo que revolvía la sopa.
Parpadeó sorprendida. No recordaba haber mencionado ese detalle y YunHo tampoco lo hacía seguido, pero parecía que Jae Joong le ponía mucha atención a su hijo para recordar cosas tan específicas.
Agregó sal y otros condimentos como si fuera experto, y como si fuera un acuerdo silencioso, lo dejó encargarse de más tareas en la cocina.
Esa noche, YunHo se sirvió dos veces.
—Ni siquiera yo logro que coma tanto cuando viene de visita — dijo para sí misma Sang Hye, sin ningún tono de molestia en su voz. Su esposo acarició su mano sutilmente, haciéndole saber que la había escuchado, y lo vio sonreír ligeramente.
Por la mañana, Sang Hye encontró a Jae Joong limpiando la cocina y por primera vez se acercó con la intención de hablar con él.
—Dices que a YunHo le gusta mucho este estofado… ¿Te ha mencionado otros platillos? — empezó a hablar mientras lo ayudaba a limpiar, como si llevaran tiempo conversando.
Jae Joong se detuvo por un instante y lo vio sonreír, notando el brillo en sus ojos en vez de la usual cautela con la que se dirigía hacia ella.
—Si… — dijo con entusiasmo — El pollo con miel y jengibre. Y esos fideos picantes que solía preparar en días lluviosos.
Sang Hye no pudo evitar sonreír también, recordando cuánto disfrutaba cocinar las comidas favoritas de su hijo. En poco tiempo la cocina quedó limpia y pronto estuvieron tomando una taza de té mientras intercambiaban recetas y consejos de cocina.
Sabía que Jae Joong era bueno cocinando, pero sintió una calidez instalarse en su pecho al compartir aquel momento con su yerno. El joven siempre había sido educado y amable, pero hasta la noche anterior, siempre había sentido una barrera invisible separándolos. Ahora podía entender por qué su hijo lo eligió como su compañero para toda la vida.
Dos días después, cuando YunHo y Jae Joong se preparaban para regresar a Seúl, Sang Hye se acercó a su hijo.
—Fue un buen fin de semana — dijo a su oído cuando le dio su abrazo de despedida —. Disfruté cocinar con Jae Joong.
YunHo sonrió al escuchar aquello y apretó el abrazo, dándole un beso en la mejilla.
Jae Joong, quien estaba de pie a un lado de YunHo sosteniendo su maleta con una mano y sonriendo ligeramente, se sorprendió cuando Sang Hye lo abrazó brevemente también y les deseó un buen viaje. Correspondió torpemente su abrazo y recibió una hoja de papel doblada en cuatro partes.
—Vengan más seguido — dijo Sang Hye.
Se esperó a que arrancaran el auto para entrar a su casa y vio a Jae Joong abrir la hoja de papel que le entregó, donde había anotado algunos consejos de cocina para él. Su yerno volteó por unos segundos y movió sus labios diciendo “Gracias”. YunHo pasó un brazo por encima de sus hombros y lo besó en la mejilla y Sang Hye sonrió, pensando que quizás disfrutaría tener de visita a Jae Joong más seguido.

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